Proyectar el espacio sagrado by Fernando López Arias

Proyectar el espacio sagrado by Fernando López Arias

autor:Fernando López Arias
La lengua: spa, ita
Format: epub
Tags: ¿Qué es una iglesia? ¿Cómo se construye? El arquitecto y el promotor que se enfrentan a la ardua misión de erigir un espacio sagrado son como funambulistas que recorren juntos;temblando;el sutil alambre que salva el abismo entre lo vulgar y lo sublime;lo natural y lo sobrehumano;lo sensible y lo espiritual;lo humano y lo divino…
editor: EUNSA
publicado: 2018-12-11T00:00:00+00:00


El texto está tomado del discurso de Jesús en la montaña sobre la necesidad de la confianza filial en la oración de petición (cfr. Mt 7,7-11), aunque añadiendo algunos matices particulares. La frase puede referirse tanto al Padre como al Hijo – dicit Dominus – y añade una circunstancia de lugar a la sentencia: “ in domo mea ”. Nos trae a la memoria las palabras de Jesús en los sinópticos cuando expulsa a los mercaderes del Templo (Mt 21,13; Mc 11,17; Lc 19,46), en las que asume las palabras de Isaías (56,7) en las que Yahveh llama al Templo “mi casa”: 'Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones'.

Esta composición de textos de la Escritura, cantada en la celebración litúrgica de la dedicación de la iglesia, permite poner en relación el espacio litúrgico con toda la tradición veterotestamentaria del Templo como lugar de oración y de contacto privilegiado con Dios, en cuanto “morada” de la presencia de Yahveh. Nos presenta el espacio-iglesia como lugar de presencia divina y de relación con Dios a través de la oración filial. Podríamos decir también que al poner la frase “ in domo mea ” en labios del Cristo, la iglesia-edificio aparece como “casa” donde habita el Hijo. Este matiz nos introduce –de esto trataremos más adelante– en la cuestión del templo como lugar donde los cristianos encuentran la presencia divina en las especies eucarísticas.

2.5. Evangelio

Aunque el ODEA2 no indique nada al respecto, es de prever que también el diácono se dirija al ambón para la proclamación del Evangelio, después de haber recibido del obispo la bendición desde la sede 89. El evangelio que comentaremos está tomado del diálogo de Jesús con la mujer samaritana junto al pozo de Sicar:

19 Le dijo la mujer: 'Señor, veo que tú eres un profeta. 20 Nuestros padres adoraron a Dios en este monte, y vosotros decís que el lugar donde se debe adorar está en Jerusalén'. 21 Le respondió Jesús: 'Créeme mujer, llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis, nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación procede de los judíos. 23 Pero llega la hora, y es ésta, en la que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque así son los adoradores que el Padre busca. 24 Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorar en espíritu y en verdad' (Jn 4,19-24).

El título que asigna el OLM a esta lectura es 'Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad'. El evangelio no contiene referencias explícitas a la iglesia como lugar celebrativo, pero sí plantea una cuestión cercana e indirectamente muy importante para nuestro argumento: la de la adoración a Dios “en espíritu y verdad” y su relación con el espacio litúrgico. A lo largo del Antiguo Testamento asistimos a una progresiva espiritualización del culto de Israel, en la que



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